Ahora que la meditación es objeto de culto y de revisionismo en
Occidente, gentes como Jérôme Lamarlère se esfuerzan por mantener la
tradición. Psicoperapeuta y Analista Corporal de la Relación, es un
apasionado defensor de la meditación Vipassana. “Llevar la mente a la
verdadera naturaleza de las cosas”, resume Lamarlère, parafraseando a
Buda, para explicar en qué consiste esta técnica de meditación. Cada dos semanas, contamos con Jérôme y Federico Oliver en DeYoga para celebrar un taller de meditación con todo el sabor y dedicación de la tradición budista.
Jérôme
Lamarlère fundó hace casi dos décadas la Asociación Española de
Vipassana (/www.meditacionvipassana.com) y desde entonces organiza
retiros de meditación y clases en varios países. De familia fancesa, ha
viajado por varios puntos del continente asiático en busca de la pureza
de la meditación como alivio a un mundo de sufrimiento. Su receta para
aliviar el dolor, “mejorar nuestro comportamiento, lo que da más paz a
la mente. Desde esa paz podemos entender mejor la naturaleza de las
cosas y empezar a apegarnos menos. Comportamiento correcto, calma mental
y desarrollar la sabiduría”.
¿Cómo fue tu primer contacto con el mundo de la meditación?
Fue
a los veinte años, leí un libro sobre zen y decidí marchar de viaje a
Asia. En Tailandia, fuí a Suan Mokkh el monasterio de Ajahn Buddhadasa,
con el que tuve un encuentro muy impactante. Buddhadasa era considerado
Buda en Tailandia y tanto su presencia como sus enseñanzas eran
impresionantes. Me cautivó la simplicidad con la que vivían estos monjes
en el bosque, de forma tan natural. Su tranquilidad y generosidad,
porque allí nadie pagaba por la estancia, comías con ellos de lo que
mendigaban. Era muy sorprendente que no esperasen nada de ti.
Al
volver a Madrid, me costó mantener la práctica, pero volví a menudo al
monasterio, a veces por largas temporadas, otras de paso. Ahora suelo ir
todos los años. También me intereso por el Zen, el Budismo Tibetano,
incluso el Hinduismo, el Sufismo, ...
¿Contaste con un maestro para meditar o te lanzaste por tu cuenta?
En
el Budismo Theravada, que sigue las enseñanzas de tiempos del Buda,
no se contempla la figura del maestro tal como se nos representa
habitualmente en películas, etc.. Lo que existe es lo que llaman kalyana-mitta
o buen amigo, esa persona mas avanzada a la que recurres cuando
tienes una duda o dificultad. Es un apoyo importante, mas aún cuando
empiezas. Pero la relación con kalyana-mitta no
tiene porque ser la propia de maestro-discípulo, donde el maestro
siempre está pendiente del discípulo. Personalmente, tuve la suerte de
compartir años de vida con monjes muy experimentados, aparte de
Buddhadasa.
¿Cómo le explicarías a un profano en la materia qué es la meditación?
La
meditación es una palabra que engloba muchas técnicas de muchas épocas y
tradiciones. Por ejemplo, si hablas con un cristiano, te dirá que
meditar es reflexionar sobre un tema concreto. La gente tiene ideas
distintas sobre la meditación. Todo el mundo llega con falsas creencias
al respecto. La más común es pensar que la meditación es una huída, una
evasión. Cuando es precisamente lo contrario, las personas que meditan
verdaderamente son personas que dejan de huir, porque al entrar en
silencio y evitar distracciones, uno no se evade. La mente empieza a
hablarte de muchas cosas que normalmente no quieres escuchar.
Para
nosotros, meditar es aprender a estar con uno, con el propio cuerpo, la
mente, descubrirse y aprender a respetarse para no tener que huir.
Aprender a estar con todo lo que aparece, manteniendo la ecuanimidad.
Puede ser de muy variado signo, desde mucha calma a mucha agitación,
mucho placer o mucho dolor, incluso aburrimiento. Enseñamos a la mente a
contemplar lo que ocurre sin apegarse, y a volver a nuestro primer
objeto de atención: la respiración. Se va calmando y concentrando. A
partir de ahí investigamos las sensaciones, la mente y sus estados, la
impermanencia, etc... Vipassana es llevar la mente a ver la verdadera
naturaleza de las cosas, según palabras del Buda.
¿Es difícil meditar?
Depende
de cada uno. Nos llegan personas a las que mantener una postura sentada
en el suelo les resulta relativamente fácil, en cambio para otros es
imposible. He conocido personas a las que desde el inicio medtiar les ha
sido sencillo, como si hubiera una buena disposición física y mental.
Hay otras a las que les ocurre lo opuesto. La mayoría están en un punto
medio. Cada uno de nosotros tiene su propia mente, formateada de manera
individual, y eso determina la meditación. Pero si la persona quiere
verdaderamente meditar, irá venciendo todas las dificultades poco a
poco.
¿Cuáles son los enemigos, los obstáculos que una persona de hoy día tiene que salvar a la hora de meditar?
Un
maestro hinduísta decía que no hay enemigos externos. Coincido con
esto, los enemigos se crean en nuestra mente-corazón. Y uno de los
enemigos más frecuentes en Occidente es dejarte llevar por el estrés y
la agitación mental. La mayoría de las personas vienen buscando paz
mental, porque su mente está demasiado agitada, no descansan.
¿Es
más complicado meditar en un mundo como el nuestro, sumergidos en el
ruido de la gran ciudad y bajo el imperio de la tecnología y lo moderno?
Se me ocurre que quizá tiene menos mérito meditar en la placidez de un
retiro monacal.
Cada
situación tiene puntos favorables y desfavorables. Ninguna situación es
perfecta, y nosotros planteamos la meditación en cualquier sitio por
igual. Tomar conciencia de la situación que hay, trascender las
condiciones, ya sean favorables o desfavorables. Aunque un entorno que a
priori se antoja favorable, como el natural, surgen dificultades: el
viento, los sonidos de los animales, los insectos, etc... pueden
distraer. Cada situación tiene sus peculiaridades. Hay que aceptar las
perturbaciones y poder ir más allá de eso, porque si no la práctica
pierde su sentido de liberación. Más que buscar el mejor sitio para
meditar se trata de meditar allí donde estés, con lo que haya. Esa es
nuestra práctica.
Este momento de crisis en que nos encontramos, ¿hace que la meditación sea más necesaria?
Esta
crisis da que pensar a la gente, y en ese sentido les puede mover a
acercarse a algo más real que lo vivido hasta ahora. En España por
ejemplo, la cultura del pelotazo (enriquecerse rápido) y la burbuja
inmobiliaria están basadas en algo irreal. Que las personas acudan a
algo más real y a valores más interesantes por su valía, va en la
buena dirección para calmarse.
Económicamente
se generan muchas dificultades y sufrimiento, pero es el momento para
darse cuenta de lo que vale la pena y lo que no. En eso la crisis es
positiva.
En
nuestra Asociación ya notamos antes de la crisis que había un cambio.
Últimamente, acudían a nosotros personas “más normales”, como
empleados de banca, de aseguradoras, funcionarios... cuando antes sólo
venía gente muy especial, que habían viajado mucho, estudiosos de la
materia, ... Desde hace más de cinco años tenemos todo tipo de
personas, y eso es una buena señal, la meditación está cobrando sentido
para la sociedad en general. Cuando era joven, en la España de los 80,
la gente te miraba muy extrañada si decías que hacías yoga. Si hablabas
de meditación, ni te cuento.
¿Cuál es el planteamiento de la meditación vipassana?
El
planteamiento es que el hombre está sujeto a la ignorancia, no ve las
cosas como son en verdad y por eso se apega a ellas, provocando mucho
sufrimiento inútil. Para aliviar está situación tenemos que mejorar
nuestro comportamiento porque esto da más paz a la mente, desde esa paz
podemos entender mejor la naturaleza de las cosas y empezar a apegarnos
menos. Comportamiento correcto, calma mental y desarrollar la sabiduría,
es el camino de liberación que traza el Buda. En lo que a nosotros se
refiere nuestras principales fuentes son dos grandes maestros
tailandeses, Ajahn Buddhadasa y Ajahn Chah, que
hicieron una labor de investigación enorme durante su vida y reformaron
el budismo para volver a una práctica mas acorde a tiempos del Buda.
¿Qué
opinas de la visión occidental de la meditación, de las adaptaciones
que desde nuestra sociedad se hacen de las técnicas orientales?
Precisamente
que está cambiando mucho, que la meditación está pasando de ser algo
extraño, a integrarse en nuestra sociedad como algo saludable. Por
ejemplo en lo que se refiere a Vipassana, los occidentales han recogido
la atención plena (mindfulness) y la visión clara o intuitiva (insight)
para incorporarla a todo tipo de terapias, muchas veces con éxito. Es
muy positivo que la sociedad empiece a valorar el tener mas consciencia
en general y que el pensamiento intuitivo recupere su espacio junto al
deductivo. Sin embargo es más difícil preservar la profunda sabiduría o
espiritualidad de las técnicas orientales.
¿En qué consisten los retiros vipassana?
El
retiro vipassana clásico es de 10/11 días, intensivo y en silencio. En
ellos uno se entrena a prestar atención todo el día, incluso las 24h.
Pero se pueden hacer retiros más largos, o más cortos. También hay gente
que lleva mucho tiempo meditando y no hace retiros. Los retiros sirven
para limpiar la mente (purificar) y llevar nuestra práctica más allá de
lo habitual. El factor más importante es que, cuando estás en retiro,
estás en silencio. Esto cambia toda la experiencia dándole mucha más
profundidad.
¿Cómo imaginas un mundo en el que los gobernantes meditaran?
El
mundo podría ser distinto, aunque seguiría siendo el mundo. El ser
humano está atrapado en sus impurezas mentales. La meditación permite a
la gente tener mayor control e ir eliminando impurezas. Si los
gobernantes y los ciudadanos meditaran, habría menos agresividad, menos
codicia, menos depresión, menos miedo... La meditación plantea a quién
la practica si quiere ser un hombre o una mujer mejor. Es despertar y
darse cuenta de lo que es un ser humano y llevarlo a la plena
realización.
¿Qué consejo darías a alguien que se inicia en la meditación?
Que no se apegue a lo que vive, que no se identifique con lo que vive. Pero no lo va a entender (risas).
En
la meditación, más que juzgar lo que hacemos, nos hacemos mas
conscientes de lo que hacemos. Es bueno tener una disciplina estable y
meditar todos los días, pero lo importante es no quedarse ahí, porque
meditar media hora al día no es suficiente. Tenemos que mantener la
atención todo el día, en la medida de lo posible y tomar consciencia de
nuestra propia mirada, que estamos proyectando sobre el mundo. Y luego
ver en que es correcta y en que no, salir de la ignorancia, de lo falso.